Ella llegaba a su casa y se preparaba un té con miel. Ella
tenía más sueños que criterio, jamás supo escuchar.
Deseaba un
amor de verano, siempre en busca de nuevas oportunidades, era todo lo que ambicionaba ser.
Caminaba por la playa y abrigaba sus ideas con agua de mar, pensaba las cosas dos veces, no conocía los
errores.
Su corazón estaba tan roto,
su orgullo tan herido, su piel tan rasguñada.
Y aun así siempre siguió de pie. Siempre estuvo escondiendo su sufrimiento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario